Mi 'salvador'[Holden Blake]

Dios, éste lugar era un infierno. Lleno de maquinaria a medio derruir, en la cual las máquinas y las instalaciones parecían haberse creado de forma descuidada, con todos sus objetos despreocupados inertes en salas enormes que estarían deshabitadas durante años. El estado del lugar era tan deplorable(tan "elegantemente deplorable") que no era de extrañar que, en uno de mis tantos actos desafortunados, me encontrase con una enfurecida máquina que llevaba años enteros sin recibir sustento. Algo parecido a una torreta, pero con movilidad mucho mayor a una y que rugía como si de verdad me necesitase... Bueno, más bien me necesitase matar. ¿Qué era ese "ser", si es que le podía llamar así? Parecía que Aperture todavía me guardaba muchas desagradables sorpresas...

Huí hasta una enorme sala innecesariamente iluminada(como digo, todo parece estar "hermosamente despreocupado", poniendo mayor atención a lugares que no la precisaban o ignorando otros muchísimo más importantes). Allí, con manos temblorosas, oyendo a esa cosa acercarse, intenté cargar sin éxito debido a que se me caía constantemente al suelo los cartuchos de la Desert Eagle. Ya está. Le oía detrás de la puerta. Dudaba que saliese de ésta

-Otro día más en aquel antro que nadie se podía esperar que una corporación donde se creaban unos pequeños inventos revolucionarios y de uso cotidiano podría acabar en.. Esto... ¿Cómo había sido posible? Todo apuntaba a un solo sitio, GLaDOS, esa hija de perra maldita... Como la odiaba, algún día me vengaría de ella, en cuanto pudiera burlar definitivamente a sus esbirros.

Hablando de ellos, oí a lo lejos uno de ellos, y por un momento pensé que venía a por mi, pero vi que iba tras un chico. Se había encontrado con un prototipo de mejora de las torretas convencionales... Vaya inconsciente, ¿cómo se había encontrado con ella? En fin.. Aunque me jodiera, debía ayudarle.

Aproveché que se encerró en una sala para ir contra la máquina. Cogí mucha velocidad, además de una barra de hierro por el camino y me infiltré debajo de ella, golpeándole en las zonas de lo que para nosotros serían las rodillas, haciendo que se desestabilizara un poco. Y lo único que conseguí fue cabrearla más. Salí de debajo de ella y por casi me da con sus rayitos de las narices, menos mal que lo vi venir, pero tuve que empezar a correr a su alrededor para que no me diera. Me escondí tras una columna, que al ver que no podía atravesarla, la torreta se acercó.

En ese tiempo yo había subido por la columna y aproveché para santar encima de ella y atravesarle lo que sería su ojo con la barra, haciendo que sufriera un cortocircuito, cayendo desplomada en el suelo. Solté la barra jadeando un poco mientras iba al cuarto donde fue el chico.- Eh tú, ya puedes salir. -dije con mi típico tono algo serio.-

Suspiré varias veces. Cerré los ojos y, contra la pared, me dediqué a mantener la respiración en un buen término. Esa voz, además de los sonidos de pelea y el incesante motor de la torreta defectuosa me dio a entender que algo muy humano, o mejor dicho un humano, había acabado mi enemigo. Recogí el cartucho de la Desert Eagle, la cargué con tranquilidad y abrí con manos temblorosas por el quién encontraría la puerta de mi pequeño, pequeño refugio improvisado. Cosa que no costó tanto como el haberlo atrancado, pues aquella... cosa... que descansaba en el suelo se había tomado las molestias, digamos, de destrozar las defensas que posicioné al entrar. La alarma, rota. Los sistemas de cerrados de la puerta, destrozados. Si hubiese tenido manos, pensé, habría abierto la puerta hacía bastante y no estaría en éste mundo. Para mi suerte no las tenía, por lo que el misterioso chico logró salvarme.

Le miré un tiempo, embobándome un poco en él pues era inusualmente civilizado. No recordaba haberle visto en las instalaciones de Black Mesa... aunque... bueno, en el proceso de salvación metimos en el campamento a muchos refugiados por el camino del ataque alienígena. Suspiré guardando el arma sin darme cuenta de que la tenía entre las manos mientras hacía un un breve pero intenso análisis de los rasgos de aquel hombre. Hombre, porque supe me superaba en edad y... ejem... ¿tamaño?

-Y-y-yo... Gra-gra-gracias.-con mi característico rubor sencillísimo, mi mirada clavada en el suelo y voz quebrada por el tartamudeo crónico. Le miré bastante serio, aunque con ojos lacrimosos.-Debemos volver al campamento. Te-te-tenemos que volver... este lugar es muy peligroso y... y...-balbuceé. Qué poco temple tenía para hablar.-Y podrían venir más cosas como estas y...-me tapé la boca con una mano, desviando la vista lacrimosa hacia la torreta recién destruida.

-Esperé unos instantes hasta que se levantó el chico en cuestión de detrás de lo que parecía ser una.. Em.. ¿Barricada? Porque si esperaba que eso hubiera retenido al bichaco ese iba un tanto bastante mal encaminado. ¿De dónde salía este sujeto? Oía perfectamente su nerviosismo y su respiración acelerada. ¿Acaso no estaba acostumbrado a estas cosas? A mi si no me sucedían 4 veces al día era fiesta entonces.

Lo inspeccioné de arriba a abajo con la mirada. No estaba mal el chico, uno o quizá dos polvetes le echaba... No, Holden no pienses en eso que la cosa acaba mal.. Bueno, no mal mal, acaba la mar de bien, pero no quería que pensara que solo pensaba en eso y todo lo que solía pensar.

Alcé una ceja.- ¿Campamento? ¿De qué narices me estás hablando? -Entonces vi que llevaba un arma. "Black Mesa" Pensé para mis adentros.- Te has equivocado, yo no soy de los tuyos. Pero en algo tienes razón, este lugar es peligroso para alguien como tú, asique deberías irte antes de que vengan los compañeros de nuestro amigo de metal con patas.

Miles de cosas pasaron por mi cabeza cuando me dijo que no era de los míos. Le miré detenidamente con muchísima timidez característica a pesar de procurar parecer serio e imponente(cosas que no lograba ni mucho menos). ¿Quién era? No hablaba del campamento de la misma forma que yo. ¿Entonces? ¿Qué sucedió exactamente con la Forma de Vida Genética y Sistema Operativo de Disco? ¿Tuvieron percances al respecto o ellos también decidieron en las instalaciones por su cuenta? Si es así con mi gente habrían algunos problemas, porque ellos eran bastante idiotas en cuanto a Aperture Science se refería. ¿No caían en la cuenta que todos éramos humanos y debíamos de mostrar respeto los unos por los otros? Ya ni mencionar que en situaciones de tan extrema crisis es bastante tonto el rechazar cualquier tipo de alianza o ayuda.

Intentaba meterme en su piel y las décadas enteras de hostilidades mutuas, pero algo me rechazaba a creer que tenían fundamentos muy importantes para todas cosas que hacían y pensaban al respecto.

-¿A qué... te refieres?-hablé, como siempre, en un tono de voz más baja de la necesaria sin darme cuenta. Le clavé los ojos mirándole muy serio, ya intentando contener todo lo ocurrido. Señalé con los brazos abiertos a la sala en su inmensidad, refiriéndome a las instalaciones enteras. Respiré muy sereno diez segundos después. Empecé a hablar al poco rato.-Eres de Aperture, ¿verdad? No importa. Sólo tienes que decir que venías conmigo... en el campamento podremos aliarnos... podremos unirnos. Allí podrías mentir acerca de tu naturaleza para no crear hostilidades, dices que te uniste a Black Mesa recientemente. Con tu ayuda lograremos saber más de las instalaciones... Podemos ayudarnos... Podemos ayudaros a todos los refugiados de Aperture Science si nos das la oportunidad...

Silencio un minuto, tal vez dos.

-¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué las instalaciones han entrado en crisis? Eran estables... Nosotros creímos que eran estables...

No te hagas el loco, sé que me has entendido.

-lo miré con algo de seriedad, su mirada decía que lo sabía, que sabía a qué me refería, pero o se hacía el loco, o a saber qué movidas se montaba en su cabeza. ¿Y por qué tartamudeaba? Me ponía nervioso que hablara a cachos, ni que le fuera a comer... Bueno.. Si se prestaba, si que le comería ciertas zonas... Dios no pienses en eso....

Bufé levemente a lo que me dijo. ¿Unirme yo a esos incompetentes que se las daban de superiores y eran los primeros en caer en las instalaciones de Aperture? Seguro que ni se habían enterado de lo que pasaba aquí, y menos de quién era GLAdOS... Valiente zorra ella.-

Ni lo sueñes. Yo voy por mi lado, no me pienso unir a un Black Mesa, solo me retrasarías. Los tuyos llegásteis con aires de creeros mejores , y no sabéis ni un ápice de lo que sucede entre estos muros. Asique lo siento, pero rechazo elegantemente tu oferta. -dije con retintín mientras me giraba y andaba.- Asique vuelve con tu grupito y olvidame. -moví la mano en forma de despedida.-

Le observé bufar y estar declinando muy abiertamente mi oferta. Eso no era bueno, pero tampoco del todo malo pues después de todo era muy humano el desconfiar. ¡Pero yo no era como el resto! Yo quería su compañía, quería que se uniese a nosotros. Hacerle ver que su orgullo podría ser su propia destrucción y que deseaba ayudarle. Que deseaba ayudar a Aperture tanto como a Black Mesa y cualquier otra persona dentro de las instalaciones. Y no por ser científico. No por ser miembro de Black Mesa. No por ser adulto; sino por tratarme de un ser humano. Deseaba ayudarme, simple y llanamente, porque tenía la ferviente creencia de que debíamos de ayudarnos todos.

Le vi darse la vuelta y marcharse, a lo que me puse muy nervioso y empecé a temblar. ¡No podía dejarme allí, y tampoco el dejarle irse a él! No en ese sentido precisamente porque... ejem... no está bien eso de encontrarse en salas tan altamente peligrosas, pero me refería a dejar que se fuera sin al menos recapacitar y hacerle comprender, antes de que decidiese, el que no lo hacía por mi bien, sino por el de ambos. Por el de miles de personas.

-¡E-e-e-espera! Yo... yo... yo...-hablé más fuerte de lo que lo suelo hacer, que aún así no era demasiado alto. Comencé a seguirle muy de cerca, atropellando las palabras como un coche atropella a un perrito.-No sabemos lo que ocurre, pero queremos saberlo. Yo y todos: queremos ser conscientes de todo lo que ocurre... Quiero ayudarte. Por favor, quiero...

- Suspiré y me giré a mirarlo con cara de mala leche. ¿Por qué tenía que ser insistir si ya le había dicho que no? ¿Esque acaso quería ponerme de mala leche? Porque ya lo estaba consiguiendo... Yo era muy alterable con ciertos temas, y el Black Mesa era uno de ellos.- Mira.. Te lo voy a dejar clarito... N-O. No me pienso ir contigo. Llevo aquí desde que todo empezó, y no me voy a unir a un grupo de paletos que fueron los culpables del desastre del exterior, y los culpables de que no me pueda largar de este lugar. Asique olvidame, ¿quieres?

-lo miré de arriba a abajo, "dios Holden no lo pienses, no lo pienseeeeees... " Decía para mis adentros, pues me estaba empezando a calentar y eso no era bueno...- Y por favor, metete tus ayudas donde te quedan, ya nos habéis jodido bastante a todos. -me giré pero quería decirle una cosa.- Una cosa más.... Deja de gritar como un nerviosillo, atraerás la atención de las torretas... O de algo incluso peor.-dicho esto volví a girarme.- Y no me sigas.-advertí cortantemente por si se le ocurría la idea de volver a intentar seguirme. ¿Por qué tenía que estar tan follable? Eso era lo que más me cabreaba. Para un tío que estaba bueno y que me apetecía tener entre mi y la pared de espaldas a mi, y tenía que ser del Mesa...Tsk.-

Volvía a pensar de forma errónea que nosotros fuimos los causantes de todos los problemas del exterior. Pudiera ser, pero yo en concreto no tenía la culpa de nada y eso era lo que importaba. Comencé a seguirle muy de cerca, volviendo a hablar en mi tono de voz bastante más baja de la necesaria. Debía cambiar de estrategia: si no quería venirse conmigo, al menos intentaría ir yo con él. Así seguro, con lo fuerte que era, no me sucedería nada malo. A cambio podría yo también ayudarle con los sistemas de seguridad o cualquier cosa que necesite más de fuerza mental que física. Un trato justo.

-Pero... Yo no tengo la culpa de nada... Por favor, déjame acompañarte... Puede que Black Mesa no seamos santos, pero yo en concreto no tengo la culpa de nada...-reiteré sin darme cuenta una frase a la otra. Cosas de la tartamudez y balbuceo crónico. Si no fuera por mi inseguridad en mí mismo y aparente miedo hacia cualquier cosa incluso podría haber sido modelo, futbolista o actor. Pero el tener buen cuerpo nunca fue ligado a tener buena labia.

-... Y lo siento mucho... No quise hablar fuerte, me salió solo... Lo lamento...-realmente arrepentido. No suelo hablar en voz alta, precisamente, porque la gente suele quejarse de mí. El que me lo recordase aplastaba todavía más mi ego si es que en algún instante lo tuve.

Respecto a lo de decir que no le siguiera, yo tan sólo me dediqué a seguirle muy de cerca, como una lapa. Tenía miedo y no quería quedarme solo.